“…en la anchura que la escucha dilata
el temblor de la realidad
resuena
su fondo rumoroso vibra:
entona, da decires…”
(H. Mújica)
Ser espectador
En busca de una aventura personal
ANDAR, alcanzar un lugar…
Es una de las principales actividades del taller. Caminar hacia los lugares donde se encuentran las obras es metáfora y práctica del proceso subjetivo en el camino hacia la "búsqueda" de una experiencia creativa, artística, de una aventura personal como espectadores. No es una excursión ni se propone la evasión. Se trata de caminar en la naturaleza con la actitud de atención y concentración que invite a un proceso meditativo y creativo.
MIRAR, escuchar una obra de arte…
En cada uno de nuestros destinos se encuentran una o varias obras de arte. Sabemos que hemos llegado cuando aparece un punto de pan de oro, una lanza y un texto, una inscripción en la roca, o sencillamente cuando el viento entre los robles o el vuelo de algún ave trace el vector en el cielo y nos dirija hacia el lugar adecuado. Será un buen momento para el silencio.
CONTAR, compartir tiempos…
Nos reunimos y relatamos nuestras ideas, vivencias, imágenes o músicas, las reflexiones que rodean las diversas experiencias de silencio y resonancia al ser espectadores. Creamos mundos y los expresamos. Cada asistente intervendrá durante un tiempo para contar sus ideas, sus preguntas o certezas, sus propósitos e intenciones, sus ilusiones y sus planes creativos.
CONVIVIR, compartir espacios…
El taller es la creación de un espacio. El encuentro es un espacio aderezado con la convivencia. Nos alejamos del ruido y nos alojamos en una casa rural en medio de unas montañas negras, cerca de valles y ríos, bajo millones de estrellas. Vivimos ahí durante el tiempo del encuentro y ese es nuestro punto de partida para los recorridos, y la mesa de trabajo para nuestras reuniones vespertinas y para el disfrute culinario. Acceder al espacio del arte es una experiencia activa, no es cómoda ni fácil. Invita a la atención, al esfuerzo y a la creatividad, exige intención, cierta información y preparación. La comprensión de una obra, o la resonancia con la misma dependen de todo ello. Ser espectador no es algo demasiado diferente que ser autor, quizás en cuanto a la actitud suponga el primer paso de un largo camino que encierra la primera y no única de las fricciones en la incierta pero apasionante experiencia de crear: saber escuchar. |